
Sin poder demorarlo más he acabado
The deathly hallows, último libro de la saga que ha servido de antídoto a los días más grises de estos últimos años. Evolución personal paralela a la ficción. No es otra de mis chorradas. Me acuerdo el día que cayó en mis manos
Harry Potter y la piedra filosofal, de mano de quien lo hizo. Era una cuestión periodística - estudiaba aún en la Carlos III - y ya prometía ser el fenómeno en el que se convirtió luego.
Entonces también salía el sol. Había aún emotivos viajes en Alsa, lecturas en la cama (placer infantil que alguien lea para tí en voz alta: nada me gusta más), películas que materializaban lo imaginado...
Narcóticos tercer y cuarto libro. Inestimable ayuda. Ni las cintas de relajación de un psicólogo caro me calmaban por aquel entoces, y Harry Potter me hacía sonreír.
La canción que os dejo pertenece a la primera época, pero ha revivido con el tiempo con la misma intensidad, como otras cosas (supongo), como Fawkes.
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