Repasaba el repertorio, en un intento de calmar a Guilherme, cuando apareció el recuerdo agridulce de una semana en Santander. Qué nos va a pasar fue la canción de bienvenida para María y Nuria, que se acercaron a pasar unos días mientras yo cubría para EFE los cursos de la Universidad Menendez Pelayo. Hacía pocos meses había muerto mi padre y me costaba seguir adelante. Su compañía y los aires frescos de Cantabria hicieron bien al devenir de Madrid, por aquel entonces viciado y hostil.
Han pasado mucho tiempo y muchas cosas desde entonces, pero hoy he recordado como si fuera ayer las coca-colas en los jardines del Palacio de la Magdalena, las vueltas de madrugada a las caballerizas y la melancolía de La Buena Vida de fondo.
De eso hace más de diez años. Sólo he vuelto a Santander una vez, embarazada y con marido. La vida que llevo hoy poco espacio deja para la tristeza. No me paro a pensar. Si lo hago, la tristeza vuelve como el recuerdo de aquel verano.
http://www.youtube.com/watch?v=kA2qsYqwqJM
miércoles, 23 de marzo de 2011
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