miércoles, 27 de junio de 2007

Saudade, 1999. Collage.

Le comenté:
— Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
- ¿Te gustan solos o con rimel?
— Grandes, respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
Ángel González - Eso era amor

En la foto, la playa de Peñarronda (Occidente asturiano)

La insoportable levedad del ser a la hora de la siesta en la cama de Pepe y Rouse.

Porque la quiero mucho, como la trucha al trucho.

3 comentarios:

perosipuedo dijo...

una lastima lo de xan xuan... por un motivo o por otro habia olvidado lo expecial que es esa noche.
ah! gracias por recordarme lo bonita que es peñarronda, en la agenda para las vacaciones.
un bsin

sanders dijo...

Conste que os echamos de menos a la menda y la lerenda (y toda compañía que es siempre bienvenida), en la noche de San Xuan. Subimos al Cerro a eso de las 9, tres cajas de sidra y mucha comida, todo en un taxi porque cimavilla estaba ya cortada al tráfico. Gracias a varios buenos samaritanos, el barrio pudo prender su hoguera. Dos días antes de San Xuan unos "desaprensivos" quemaron la hoguera y todo hacía predecir que no habría bastante madera para hacer una nueva. Los cárteles que colgaban en la propia hoguera agradeciendo lo que la gente hace, de vez en cuando, motivada simplemente por la ilusión, eran emocionantes. Cenamos unos 25 ó 30, mejor dicho, unas, porque éramos casi todas parte de ese otro 50%. Al lado, más amigos y más sidra, más tortilla y empanada. Y los valientes que participaron en la improvisación de baile organizada por la responsable de uno de los talleres de "El hervidero" (dirigidos por Alicia J.), Mónica C., acompañados por el maravilloso violín de Sara. Todos se atrevieron a untarse de pinturas y aceites (que más tarde nos darían un pequeño susto en la hoguera!).
Nosotras, felices. Escribimos en nuestros papeles todo lo malo que había que dejar atrás, y cuando el fuego dejó de mantenernos alejados lo tiramos en la hoguera, viendo cómo se consumía. De todas formas, tras ese atardecer al aire libre, con los acantilados enfrente, y rodeados de tantos amigos, poco había que escribir. La vida se aparecía, simplemente, casi perfecta, y creo que pocos querríamos cambiar el rumbo que por ahora ha sido escrito para nosotros. Tal vez, sólo, sí, tal vez, pedir alguna ausencia menos la próxima noche mágica. Véte comprándote ya el billete de avión para el próximo año. Los duendes, y sólo los duendes, nos hicieron bailar toda la noche.
un beso, preciosa.
sanders

Menudina dijo...

joerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. ahora sí que me muero de pena de no haber compartido tanta magia y brisa marina... snif... que buena descripción de una noche que no debí perderme. tengo muchas ganas de verte. muchas, muchas. cualquier cosa a tu lado es especial.
te quiero mucho, como la trucha al trucho