Fascinación

Arduo trabajo el de encontrar la instantánea de una pareja en una pista de baile: de aquellas que proliferaban en los cincuenta, las que tuvieron la suerte de vivir mis padres. Cuando escucho Perfidia me los imagino en la pista del parque de Los Pinos de Vegadeo. Mi madre me ha contado la historia un millón de veces. Mi padre la invitó a bailar y no hubo bailes para nadie más. Supongo que me gusta imaginarlo porque son mis padres, porque habla de amor y porque soy definitivamente una clásica (pese al barniz de moderna ;-)).
Escucho esta versión de Perfidia todos los días de la semana. Hubo un tiempo en el que mi padre me sacaba a bailar a mi también. Sobre sus empeines, en un chiringuito de la playa de Denia que recuerdo como La Naranja.
Hace años que dejé de rezar. Perfidia es la forma que encuentro ahora de comunicarme con él, de rendirle homenaje.