Los viajes en Alsa son eternos y las películas que emiten, malísimas. Cansada del libro de turno, agoté el domingo el suplemento reparando en la mini-reseña de Firmin, un libro con muy buena pinta, cuya ilustración e historia ligo a Concesín por el mote que le puse hace tiempo.
La historia no puede ser más tierna: Nacido en una pequeña librería de un decadente barrio de Boston, Firmin se alimenta de libros tratando de olvidar su existencia miserable. Marginado por su familia, busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor de ciencia ficción fracasado.
'Un símbolo de amor por la lectura', rezaba el EPS. Un relato de humor negro sobre el exilio de una rata, un amor no correspondido y el poder de la literatura. ¿No apetece?
Y a cuento de Las vírgenes suicidas (el libro de turno):
Air - Playground Love
martes, 20 de noviembre de 2007
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