jueves, 21 de septiembre de 2006

Arno y Krugger

-¿Acaso siente alguna simpatía por los judíos? – el oficial se detuvo frente a la entrada interior que daba a los barracones.
- Es curioso que alguien que ha sentido algo parecido a lo que sienten ellos me haga esa pregunta. ¿Qué si me gustan los judíos? Tanto como pueda apreciar a esa escoria de Krupp o Keitel. Para mí todos son iguales, marionetas de fuerzas que no controlan. A Keitel le ha tocado ser el verdugo, y a lo que hay dentro de esos barracones, las víctimas. En otro momento, en otro tiempo, pasado o futuro, puede que cambien las tornas y los judíos sean los ejecutores de la ira. Todos los humanos son iguales Arno, idénticos en su mediocridad. Yo no odio a los judíos, igual que no odio a los alemanes. Ambas naciones son igual de débiles. A nosotros también nos aplastarán como a cucarachas. Todos somos titanes con los pies de barro y cristal
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2 comentarios:

Menudina dijo...

A qué texto/novela o similar pertenece este fragmento?

Corso Expresso & Cia dijo...

Te dije que lo quitaras.