viernes, 19 de octubre de 2007
Esta mañana
Último recuerdo público acerca de mi experiencia transoceánica. Este, de alta mar.
Esta mañana pasaba algo. Un poco de nieve
en el suelo. El sol flotaba en un cielo
azul claro. El mar era azul, y azul verdoso,
hasta donde alcanzaba la vista.
Escasamente agitado. Tranquilo. Me vestí y fui
a dar un paseo -decidido a no volver
hasta coger lo que la naturaleza tenía que ofrecer.
Pasé junto a unos árboles viejos, abatidos.
Crucé un prado salpicado de piedras
donde se amontonaba la nieve. Seguí
hasta llegar al acantilado.
Desde allí miré el mar, y el cielo, y
las gaviotas revoloteando sobre la blanca playa
allá abajo. Todo encantador. Todo bañado por una fría
y pura luz. Pero, como siempre, mis pensamientos
empezaron a dispersarse. Tuve que obligarme
a ver lo que estaba viendo
y nada más. Tuve que decirme 'esto' es lo que
importa y nada más (¡y lo estuve viendo,
durante un minuto o dos!) Durante un minuto o dos
eso se impuso sobre las meditaciones habituales acerca de
lo que estaba bien y lo que estaba mal -deber,
tiernos recuerdos, ideas de muerte, de cómo debería tratar
a mi antigua mujer. Todas las cosas
que esperaba que se fueran esta mañana.
Las que vivo cada día. Las que
he pisoteado para seguir vivo.
Pero durante un minuto o dos me olvidé
de mi mismo y de todo lo demás. Sé que lo hice.
Pues cuando me di la vuelta, no sabía
donde estaba. Hasta que algunos pájaros se alzaron
de los nudosos árboles. Y se alejaron volando
en la dirección que yo necesitaba que siguieran.
Raymond Carver
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2 comentarios:
ya te vale.me tienes enganchado(al blog).un besin y gracias(como siempre)
Con Carver acabas de ganarme.
Yo te dejo tres versos del poema 'La edad de oro', de Felipe Benítez Reyes, que ayer decidí sumar a mi imaginario individual:
"mientras dure la noche en la memoria
esa noche será La Noche
y la intensa memoria, La Memoria".
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